Durante su viaje en el Pyrrhus al Extremo Oriente Malcolm Lowry siempre tuvo especial atracción por la caldera, abajo, en el fondo del barco. El mundo infernal del fogonero, la diabólica caldera donde esclavos sudorosos alimentaban el fuego del Hades. Pero en la caldera no se permitía trabajar a menores de edad.
El 29 de Junio de 1927 el Pyrrhus se encontraba en Kobe, el 2 de Julio atracó en Yokohama, donde permaneció poco más de dos semanas. El 29 de Julio el barco llegó a Tsingtao (Tschang Tschang) en la costa del Mar Amarillo. Luego pasaron por Fu Chow y luego por Singapur donde subieron al barco un cargamento de animales salvajes, destinados al zoológico de Dublín, salvo una elefanta que iba destinada a Roma, a la que llamaron Rosemary. Los animales viajaban en jaulas sobre la cubierta o bajo la bodega de proa, y Lowry fue comisionado para ayudar al cuidador a darles agua y comida. En su soledad a bordo del Pyrrhus parece que se sintió más cerca de los animales enjaulados que de la tripulación y luego, el 25 de agosto de 1951, le contó en una carta a David Markson: “Una vez tuve una fijación por un elefante, el corazón es realmente un cazador solitario…”
Rosemary bajó del barco en Puerto Said, después de un mes de navegación, y el Pyrrhus llegó al Muelle Victoria de Londres el 26 de Septiembre. Allí bajó Lowry con su maleta llena de ropa sucia. La prensa ya lo acechaba y el Liverpool Echo del 30 de Septiembre de 1927, publicó:
“Seeing the World with a Ukelele”
Armado sólo con su ukelele, un estudiante-compositor zarpó de Liverpool en un viejo barco de carga el pasado mes de mayo, para buscar inspiración y adquirir experiencia. Se trata de Malcolm Lowry, chico de 18 años, hijo de un agente algodonero de Liverpool. Ayer terminó su contrato y hoy describió algunas de sus experiencias para Echo…
Le dijo a Echo que no ansiaba volver al mar. Por lo menos, no como mozo de cubierta, porque un mozo de cubierta era “un sirviente doméstico del Hades”. Sin embargo, disfrutó del viaje y le pareció que el resto de la tripulación era gente con la que se podía trabajar bien, o mejor dicho, para la que se podía trabajar bien… “Pero estoy muy contento de haber hecho el viaje. Fui en pos de atmósfera y la encontré. Vi el mundo, y me pagaron por verlo”.
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