Este blog fue creado con el propósito de unir a la comunidad lowryana de todo el mundo a fin de intercambiar ideas e información sobre el escritor, además de promover y organizar conferencias, coloquios y otras actividades acerca de su obra. Cuernavaca, Morelos, México.
FUNDAÇÃO MALCOLM LOWRY
FUNDAÇÃO MALCOLM LOWRY
Este blogue foi criado com o intuito de unir a comunidade lowryana de todo o mundo, a fim de trocar ideias e informação sobre o autor, promover a organização de conferências, colóquios e outras actividades relacionadas com a promoção da sua obra. Este é o primeiro sítio trilingue feito no México sobre o tema. Cuernavaca, México.
Malcolm Lowry Foundation
This blog was created to comunicate all lowry scholars, fans and enthusiastics from around the world in order to promote the interchange of materials and information about the writer as well as organize events such as lectures, colloquiums and other activities related to the work of the author. Cuernavaca, Mexico.
FONDATION MALCOLM LOWRY
Ce blog a été crée dans le but de rapprocher la communauté lowryenne du monde entier afin de pouvoir échanger des idées et des informations sur l'auteur ainsi que promouvoir et organiser des conférences, colloques et autres activités en relation avec son oeuvre. Cuernavaca, Morelos, Mexique.
miércoles, 28 de junio de 2017
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miércoles, 21 de junio de 2017
No se puede vivir sin amar
“No se puede vivir sin amar...” Pero, ¿qué es el amor? Cuando Yvonne preguntó: “¿no te queda nada de ternura ni de amor por mí?”, Geoffrey no contestó y pensó para sí mismo que nunca podría perdonar lo bastante, nunca podría olvidar “cuánto había sufrido, sufrido, sufrido, sin ella; ciertamente que nunca en su vida —salvo cuando murió su madre— había conocido semejante desolación y tan desesperado sentimiento de abandono, de despojo, como durante este último año sin Yvonne. Pero nunca con su madre pudo sentir esta emoción de ahora: este urgente deseo de herir, de provocar en un momento en que sólo el perdón podía salvar el día; más bien ese deseo comenzó con su madrastra, y llegó a tales extremos que ella tenía que gritar: —¡No puedo comer, Geoffrey, la comida no me pasa por la garganta!— era duro perdonar, duro, duro, perdonar. Aún más duro, por no decir cuán duro era, te odio. Ahora mismo, de preferencia a cualquier otro momento. Aunque aquí estaba el momento de Dios, la oportunidad para estar de acuerdo, para producir la tarjeta, para cambiarlo todo...”
Tarea harto difícil es morirse de amor y aceptarlo. Supone abandonarse, hacer un lado el yo y sus exigencias para ser con el otro, para ser el otro, para llegar al andrógino original. Como el Cónsul, hay que andar un largo, largo camino para hallar lo que está enfrente, lo que siempre estuvo enfrente pero no veíamos y, cuando al fin lo encontramos y lo tenemos al alcance de la mano, surge la rabia y viene la furia y brotan las ganas de acabar con todo, de destruir para recomenzar, de quemar todo para que, una vez pasado por el fuego, el corazón renazca libre. La lección de Geoffrey Firmin es que siempre acabamos persiguiendo la sombra, el silencio, el olvido, los volcánicos pulsos de la tierra manando incandescencias…
viernes, 2 de junio de 2017
¡Borraaacho!
En el último capítulo de Bajo el volcán Geoffrey está listo y por eso es rotundo: “—Mezcal —dijo el Cónsul. El cuarto principal de ‘El Farolito’ estaba desierto. Desde un espejo que, colgado tras el bar, también reflejaba la puerta abierta a la plaza, su propio rostro, mudo, lo miró fijamente…”
El mezcal consiente el movimiento entre las sombras, rompe la rigidez de la mente, expande el horizonte de nuestro conocimiento racional que analiza pero no comprende y abre las puertas a lo múltiple, lo diverso, lo disímil, lo inasible, lo contradictorio. A la luz del mezcal el mundo se comporta distinto, tiene voluntad, se mueve, toma sus propias decisiones, parece vivo, como si fuera un formidable animal que sufriera comezones en el lomo. El mezcal arrastra la conciencia y la hunde, pone de manifiesto la verdad y abre la posibilidad del perdón que es también olvido. Pero, ‘El Farolito’ “no estaba en silencio. Lo invadía aquel latido: el tic-tac de su reloj de pulsera, de su corazón, de su conciencia, de algún otro reloj. También, de muy abajo, venía un lejano rumor de hirientes y amargas acusaciones que él mismo lanzaba contra su propia desdicha, voces como de un altercado, la suya más potente que las demás, mezclada ahora a las otras que parecían gemir acongojadas en la distancia: —¡‘Borracho’, ‘Borrachón’, ‘Borraaacho”!”…